El 15 de agosto la Iglesia celebra con gozo que María, Madre de Dios, fue asunta en cuerpo y alma al cielo. Este dogma, proclamado por el Papa Pío XII, confirma que María no conoció la corrupción del sepulcro, porque vivió plenamente unida a Cristo.
La Asunción es promesa y profecía: lo que Dios hizo en Ella lo hará también con nosotros si permanecemos fieles. Por eso, esta solemnidad es también una fiesta de esperanza, consuelo y victoria.
Al ofrecer una Misa en la Solemnidad de la Asunción, te unes a la gloria de María y presentas, por sus manos, tus intenciones al corazón de su Hijo. Pero, además, tu ofrenda sostiene a sacerdotes que celebran la Eucaristía en lugares donde la Iglesia sufre persecución o pobreza extrema.
Cada Misa ofrecida es una luz en medio de la oscuridad.
Te regalamos esta novena especial para que, durante nueve días, puedas meditar y orar con María, Reina del Cielo. Puedes rezarla personalmente, en familia o en comunidad.
Disponible en PDF para descargar.
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La Misa es el regalo más grande que podemos ofrecer.
Permite que un sacerdote, sostenido por tu generosidad, celebre una Eucaristía por tu intención durante esta solemnidad mariana. Tu súplica será escuchada en el altar, y también será alivio y esperanza para comunidades necesitadas.
Virgen Santísima, Asunta al cielo,
tú que gloriosamente fuiste recibida por los ángeles,
intercede por nosotros ante tu Hijo.
Alcánzanos la gracia de vivir con fe,
de caminar con esperanza
y de amar con un corazón puro.
Reina Celestial, consíguenos la paz en el mundo
y la conversión de los corazones.
Amén.