En mayo, celebra el amor, la fe y la entrega de las madres… con el don eterno de la Eucaristía.
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¿Qué mejor forma de honrar a mamá que a través del misterio más grande de nuestra fe?
Ofrecer la Santa Misa por su vida, su salud, su alma o su memoria, es un regalo que traspasa lo material y se convierte en gracia.
“Este es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía.”
— Lucas 22,19
Cada Misa es participación viva en el Sacrificio de Cristo. Es intercesión, alabanza, agradecimiento y consuelo para quienes amamos.
Ya sea que tu mamá esté aún contigo o haya partido al encuentro con el Señor, puedes ofrecer Misas:
“Ofrecer la Misa por los difuntos es una obra de misericordia espiritual.”
— Catecismo de la Iglesia Católica, 1032



“El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio.”
— Catecismo, 1367
En cada Misa, Cristo se ofrece al Padre, y con Él presentamos nuestras intenciones. Es el regalo más poderoso que podemos dar a quienes amamos.
Con tu ofrenda por estas intenciones estás apoyando a más de 40.000 sacerdotes que celebran la Misa en comunidades necesitadas y perseguidas, llevando la luz de Cristo a:
Tu estipendio no solo sostiene el ministerio sacerdotal, sino que lleva consuelo y esperanza donde más se necesita.
Haz tu ofrenda ahora y recibe una tarjeta espiritual personalizada, para regalar a mamá o conservar como signo de tu oración.
“La Misa es el corazón de la Iglesia. Donde está la Eucaristía, allí está la Iglesia.”
— San Juan Pablo II