En muchos hogares hay corazones de madres, padres y abuelos que sufren al ver a sus hijos alejados de la fe, atrapados en caminos de oscuridad, indiferencia o rebeldía espiritual.
La Santa Misa es el ofrecimiento más sublime que podemos presentar a Dios. En ella, Cristo se entrega nuevamente por amor a la humanidad. Unir nuestras intenciones al Sacrificio del Altar es un acto de fe y confianza en la misericordia divina.
💬 “El hijo de tantas lágrimas no podía perderse” — le dijo un obispo a Santa Mónica. Así también tus oraciones no son en vano.
👉 Puedes ofrecer la Misa:
Santa Mónica vivió en el siglo IV en el norte de África. Fue esposa y madre, y enfrentó grandes sufrimientos en su vida familiar. Su esposo tenía un carácter difícil y era pagano. Su hijo Agustín, dotado de gran inteligencia, cayó en la soberbia intelectual, en la inmoralidad y se unió a sectas alejadas de la fe cristiana.
Durante casi 20 años, Mónica oró con lágrimas por la conversión de su hijo. Nunca perdió la esperanza, acompañó a Agustín con amor, firmeza y oración silenciosa. Finalmente, el Señor tocó el corazón de Agustín a través de San Ambrosio, y este no solo se convirtió, sino que llegó a ser obispo, doctor de la Iglesia y uno de los grandes santos de la historia cristiana.
👉 Su testimonio es prueba viva de que Dios escucha la súplica de una madre creyente.
✔️ Completa el formulario de intención
✔️ Elige el número de Misas que deseas ofrecer
✔️ Recibe confirmación y acompañamiento espiritual
🙏 Las Misas serán celebradas por sacerdotes necesitados en comunidades vulnerables. Con tu aporte, ellos también reciben ayuda para continuar su misión.
La Misa es el regalo más grande que podemos ofrecer. Permite que un sacerdote, sostenido por tu generosidad, celebre una Eucaristía por tu intención durante esta solemnidad mariana. Tu súplica será escuchada en el altar, y también será alivio y esperanza para comunidades necesitadas.
No estás solo. Como Santa Mónica, tú también puedes tocar el Corazón de Dios con tu oración y tu ofrenda.
✨ Que tu acto de amor sea semilla de conversión en la vida de tus hijos.
Santa Mónica, madre sufriente y perseverante,
tú que lloraste por años por la conversión de tu hijo Agustín,
y viste en vida la obra maravillosa de Dios en él,
intercede hoy por mis hijos (mencionar nombres),
para que vuelvan sus ojos al Señor,
sean liberados de todo mal
y caminen con fe hacia la vida eterna.
Ruega por las madres y padres que sufren,
por las familias divididas,
y por quienes se han alejado de Cristo.
Santa Mónica, tú que supiste esperar con amor,
fortalece mi esperanza.
Amén.