Secar las lágrimas donde Dios llora

Una casa para los capuchinos de Lvov

Hace algún tiempo, los tres padres capuchinos que trabajan en Lvov (Leópolis) desde 2021 nos pidieron ayuda porque tenían un gran problema: necesitaban urgentemente una casa, pues vivían en un piso de dos habitaciones de apenas 50 metros cuadrados. Su pequeña capilla estaba en el trastero y la cocina era también su salón. Allí carecían de espacio para reunirse con los fieles, por lo que los encuentros de oración, las conversaciones y la adoración eucarística solían tener lugar en casas particulares, en pisos o incluso en locales gastronómicos. La necesidad de atención pastoral se ha multiplicado en la guerra, y aunque Lvov apenas se haya visto afectada, unos 300.000 desplazados de otras partes del país, necesitados de apoyo espiritual, consejo y consuelo, además de techo bajo el que cobijarse, se han refugiado allí.

Gracias a vuestros donativos, reunimos 50.000 euros para que los religiosos pudieran comprar y renovar una casa. “Inmediatamente después de comprar la casa, los hermanos convirtieron el garaje en una capilla y dieron inicio a una pastoral activa. La gente acude allí a rezar con los capuchinos y a recibir palabras de esperanza y apoyo. Además, se celebra con regularidad la adoración eucarística nocturna. Luego hemos adecentado el edificio y lo hemos adecuado a las necesidades de esta comunidad capuchina. Ahora es un monasterio donde los frailes pueden vivir y rezar dignamente. Gracias de nuevo por vuestra ayuda”, nos escribe el Hno. Serhii Kippa, custodio de los capuchinos en Ucrania. A nosotros nos complace haceros llegar estas palabras de gratitud.