Secar las lágrimas donde Dios llora

Un amigo, un pastor, un testigo: ACN recuerda a Mons. Thabet Habib, obispo de Alqosh, Irak

Mons. Paul Thabet Habib

Desde Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), despedimos con tristeza y gratitud a monseñor Paul Thabet Habib, obispo de Alqosh, fallecido el pasado 20 de junio a causa de un cáncer. Para nosotros no fue solo un colaborador cercano, sino un verdadero compañero de misión.

Mons. Paul Thabet Habib Yousif Mansor Almako desempeñó un papel fundamental durante los años más difíciles para los cristianos de Irak. Cuando en 2014 el Estado Islámico obligó a más de 120,000 personas a huir de la llanura de Nínive, él lideró el acompañamiento pastoral a los desplazados desde Erbil. Pero su compromiso fue más allá de lo espiritual.

El obispo iraquí, nacido en 1976 en Karamlech, dejó una huella imborrable en la memoria de los fieles de las ciudades y pueblos de la llanura de Nínive, a quienes sirvió con entrega y acompañó espiritualmente en esos tiempos tan difíciles. Fue uno de los primeros en regresar a Karamlech tras la liberación de esa localidad en 2017.

Gracias a la Oficina de Reconstrucción de Karamlech, fundada por él mismo, Mons. Thabet documentó la devastación de la ciudad y lideró la campaña para reconstruir sus iglesias, hogares y la fe de su comunidad. Motivó a muchas familias a regresar, establecerse nuevamente y reactivar el cultivo de sus tierras.

Se le conocía por su profundo vínculo con la tierra de sus antepasados y por su constante llamado a su pueblo a no abandonar sus raíces. Cuidó a su rebaño como una madre que nunca duerme: permaneció a su lado, atento y solícito, visitando familias, escuchándolas, llevando en su corazón las oraciones y preocupaciones de sus fieles, con el deseo de responder a sus necesidades tanto pastorales como materiales.

No solo apoyó las campañas de ACN: se convirtió en parte activa de ellas. Muchos de nuestros benefactores lo recordarán con martillo y pala en mano, solicitando ayuda para reconstruir casas, iglesias y escuelas. Su compromiso no requería grandes discursos; se manifestaba con acciones.

La relación entre la fundación pontificia ACN y Mons. Thabet comenzó incluso antes del conflicto. En 2012, cuando aún era párroco en Karamlech, lo apoyamos con una beca para completar sus estudios en Patrística en el Instituto Augustinianum de Roma. Ese respaldo marcó el inicio de un largo caminar juntos, con más de una docena de proyectos en los últimos cinco años.

Fue miembro del Comité de Reconstrucción de Nínive, creado por ACN, participó en múltiples proyectos y trabajó en programas pastorales y sociales con especial dedicación a jóvenes y familias. Entre sus logros, se destacan las reconstrucciones de la iglesia de San Kiryakos y la capilla de la Inmaculada en Batnaya.

En 2022 fue nombrado obispo de Alqosh, y mantuvo el mismo espíritu de servicio. En ciudades como Tesqopa, Batnaya o Baqofa no se limitó a dirigir: continuó implicado de cerca en la reconstrucción, sin perder el contacto con su gente. En la inauguración del convento de Santa Catalina en Batnaya, apoyado por ACN, recordó a los fieles: “Dondequiera que estén, su punto de referencia es su ciudad. Regresen a ella, ustedes son su corazón palpitante”.

Mons. Thabet comprendió desde el primer momento el propósito de nuestra labor: sostener a los cristianos allí donde están, para que puedan seguir siendo luz en medio de la oscuridad. Con él, esa misión se volvió más concreta, más cercana y más posible.

Como católicos, pedimos al Señor que le conceda el descanso eterno. Y con esperanza, confiamos en que, desde el cielo, seguirá velando por su pueblo y por ACN, ayudándonos a preservar el gran legado de fe, amor y servicio que nos ha dejado, para transmitirlo a las futuras generaciones llamadas a seguir sus pasos.

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